París, Octubre 1936

De todo esto yo soy el único que parte. 

De este banco me voy, de mis calzones, 

de mi gran situación, de mis acciones, 

de mi número hendido parte a parte, 

de todo esto yo soy el único que parte.

 

De los Campos Elíseos o al dar vuelta 

la extraña callejuela de la Luna, 

mi defunción se va, parte mi cuna, 

y, rodeada de gente, sola, suelta, 

mi semejanza humana dase vuelta 

y despacha sus sombras una a una.

 

Y me alejo de todo, porque todo 

se queda para hacer la coartada: 

mi zapato, su ojal, también su lodo 

y hasta el doblez del codo 

de mi propia camisa abotonada.


César Vallejo

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